Enviado de vuelta a España durante una escala en Estados Unidos: “Los policías me dijeron que eran las políticas antiinmigración de Trump”
Adil, un joven de origen marroquí que vive en Barcelona, relata el calvario sufrido hace un mes en el aeropuerto de Miami, donde fue retenido 30 horas antes de ser deportado

Hace un mes, Adil Ben Amar Hamed viajaba con su novia y sus amigos hacia Jamaica y tenían que hacer escala en Miami. Pero él, nacido en Marruecos, no pudo poner un pie en territorio norteamericano. En una entrevista en el programa Aquí Catalunya ha relatado una “odisea” de “treinta horas agónicas” en un calabozo y una sala de detenciones del aeropuerto de esa ciudad. Después de ser interrogado, fue llevado de vuelta a Barcelona con un policía vestido de paisano vigilándole dentro del avión.
“Tanto los policías americanos que me interrogaron como los propios compañeros esperando en la celda a un procedimiento de deportación, como la policía nacional de Estados Unidos, eran conscientes de que todo esto iba directamente ligado al endurecimiento de las leyes, sin duda”, relata el joven afincado en Barcelona. “Todos eran conscientes que era por las leyes antiinmigración”, añade. Y cuenta que así se lo dijeron, en una ocasión, los mismos agentes que le practicaron el interrogatorio.
Hace siete años, en el primer año de Trump en la Casa Blanca, Adil tuvo una primera mala experiencia en Estados Unidos y le retuvieron cinco horas, pero esta vez, y después de una “experiencia más trágica”, está convencido que hoy los controles son aún mayores. Su novia y sus amigos, de los que le separaron cuando se lo llevaron y a los cuales no pudo llamar hasta al cabo de diez horas, lo sospecharon y le empezaron a enviar información de otros casos que habían salido en las redes sociales y los medios.
Según su versión, a los agentes de la aduana les salió una alerta cuándo pasó el control de seguridad y le trasladaron a una zona de detenidos para el procedimiento previsto, una sala “llena de gente con peligro potencial para el país”. La mayoría eran latinoamericanos y de otros países árabes como él. Le preguntaron por su procedencia y el motivo de la estancia y “muchas más cosas de las cuales ellos ya tenían la información”, porque había rellenado el documento ESTA, dónde no puso que Marruecos estaba incluido en la lista de países peligrosos para Estados Unidos.
“Hacía escala en Miami, ni siquiera me tenía que quedar”, se sorprende todavía hoy Adil, indignado porque “parte del problema es que no me supieron decir el motivo de mi deportación”. Tampoco hace siete años. “Te cogen el móvil, te lo desbloquean no sé cómo, te miran las conversaciones; te lo miran absolutamente todo. Muchas de las preguntas eran imágenes de WhatsApp que les parecían sospechosas”.
Después de las treinta horas retenido, un superior decidió que no podía pasar y una asistenta de vuelo le acompañó al vuelo de regreso a Barcelona, pero Adil observó algo más: “Una vez allí hicieron subir un policía vestido de paisano en el mismo avión destino España y todo esto no se me comunica”. Luego le escoltaron desde el avión hasta la comisaría del Prat para el trámite necesario si quería recuperar su pasaporte. Entre 2.500 y 3000 euros cree haber perdido con la deportación.